miércoles, 23 de marzo de 2011

Prefiero esta distancia, gracias.

¿Yo? Yo no llevo vida de persona adulta. Por lo que no tengo problemas, responsabilidades, cargas ni deberes de persona adulta. Luego no soy adulta. Ni merezco ser tratada como tal.
Así que si de ahora en adelante invierto mis noches en revolverme bajo las sábanas y mi almohada amanece empapada, será únicamente fruto de mis pesadillas con monstruos bicéfalos. O si algún día, por mero capricho, decido conversar hasta el amanecer será porque me entró la absurda necesidad de oír el cuento que me contaba papá todas las noches.
Si una tarde echo a correr por una calle desierta aún sin ver qué me encuentro a mi paso y bajo la amenaza de morir en el intento (o de perder algo mucho más importante que mi vida) será porque me apetecía saltar en los charcos. Si salgo a la calle sin motivo aparente, será que voy a a jugar en los viejos columpios del parque. 
Si grito es porque quiero hacerme oír por encima del jaleo del mundo real. Si lloro es porque no me dieron ese trocito de chocolate que pedí. El único hombre que me verá desnuda será mi médico para quitarme esa tosecilla tonta, y dormiré en la única compañía de mi osito de peluche.
 Y si algún día no muy lejano decido pegar un puñetazo a la mesa o a la pared, será por simple imitación al hombrecillo verde que protagoniza mis cómics. 


A nosotros los niños nada se nos da mejor que reír a carcajadas. No conocemos la ira ni el dolor. Somos felices en nuestra ignorancia. 
Soñamos con alcanzar todo aquello con lo que se nos prohíbe jugar.

1 comentario:

  1. muy bonito, pero eso de que el medico te vea desnuda por una tos... preocupa...

    ResponderEliminar